Con el Tango a todas partes. (2° Parte)

Publicado por Sergio M. Coria en

Continuamos conociendo a esta pareja de apasionados que recorren los caminos sembrando tango.

Alemania y la calle como escenario

En 2018 Ana se presentó a una beca post doctoral para estudiar la contaminación de aire mediante imágenes satelitales y debieron instalarse por seis meses en Leipzig, Alemania. Entonces ya planificaron clases y exhibiciones de tango y hasta conocieron a una mejicana que estaba interesada en abrir una escuela de tango junto a Guillermo a quien le ofrecieron un trabajo de medio tiempo en un estudio de arquitectura con la finalidad de cumplir con los requisitos migratorios. Pero desistieron porque priorizaron la carrera de ella.

En Liepzig, Ana iba a la facultad llevando en su mochila la “ropa de tango” y cuando salía, Guillermo la esperaba en Augustusplatz (Plaza de Augusto) que tenía baños públicos que oficiaban de camarín a donde ella ingresaba como una intelectual, y en una versión femenina de Superman, salía transformada en una milonguera, enfundada en su vestido con tajo y sin espalda, montada sobre sandalias taco aguja 10 y una boca furiosamente roja.

Ya en traje de bailarina de tango, se iban a la peatonal a desplegar su danza, hasta que del gobierno comunal les informaron que no se podía bailar en la calle. Entonces resolvieron ir los sábados a Halle, una ciudad distante a 43 km. en donde no existía tal prohibición. Semanalmente recorrían, en bicicleta, esa distancia con la finalidad de continuar difundiendo el “Dos por Cuatro” en tierras germánicas y esperanzados en obtener algún beneficio económico como retribución. Bailaban 45 minutos y regresaban pedaleando.

También visitaron Berlín donde montaron su espectáculo en una estación del U-Bahn Berlin (subte de Berlín) “Habíamos comenzado a subir fotos de nuestro viajes y de las exhibiciones y la gente nos preguntaba si acaso se podía vivir de lo que hacíamos. Y claro que se podía vivir.”

Resultaba muy gratificante para los artistas la reacción de la gente que se concentraba para verlos. Ana rememora: “un señor nos sacó varias fotos que luego nos llegaron a donde parábamos, como si fueran postales, con estampillas. Fue un gesto tan bonito!

Guillermo comenzaba a vislumbrar que su sueño de vivir del tango era posible. Y entonces ya las planificaciones y las prácticas fueron asumiendo características de profesionalismo.

Bailando Tango en Harvard

Bailando en la nieve

Posteriormente Ana debió realizar estudios en la Universidad de Harvard lo que les abrió las puerta de Boston para mostrar su baile. Entonces Guillermo en bicicleta y con mochila esperaba a su esposa a la salida quien se cambiaba en algún baño público y salían a bailar sobre la nieve de alguna plaza.
No se podía bailar mucho porque el frío era muy intenso. Después de 20 minutos con ropa de baile comenzaba a sentirse el cuerpo helado” cuenta Ana.

Por su parte Guillermo recuerda que la gente, con gruesos abrigo, bufandas y guantes desplegaban sus paraguas para quedarse a verlos bailar mientras caía la nieve. Como si de una película se tratara, y a causa del interés generado, un profesor de la casa de estudios los contactó para ofrecerles trabajar en la universidad dando clases de tango, financiadas por una asociación argentina de tango que funcionaba en Harvard. Y así fue que Ana y Guille terminaron dando clases de tango en un taller dentro del ámbito universitario.

El día antes de emprender el regreso fue que dieron su última clase allí. Y regresaron a Córdoba.

Premio, Principado y beca Tanguera.

El Príncipe Alberto de Mónaco entregando el premio a Anita
quien está acompañada por la Sra. María Elena Cuomo

Otra vez Ana se presentó a un concurso en investigación sobre contaminación ambiental cuyo premio se entregó en la ciudad de Mónaco. La recompensa estaba financiado por la Fundación Cuomo. Después de la ceremonia Y ya en la sede de la fundación, Ana y Guillermo bailaron un tango, que había sido pactado previamente entre Anastasi y la presidenta de la organización, María Elena Cuomo. Allí comenzó a gestarse el programa “Tango Home. Un camino solo de ida” que consiste en un tour por ciudades de Brasil y Argentina y relevar el grado de difusión de la danza. El viaje se realiza en un “motorhome” propiedad de la pareja adecuado para realizar la tarea difusora que se plantearon y también para facilitar el trabajo de producción intelectual de Ana En ese marco llegaron, el domingo 13 de febrero, a Villa Dolores (Cba.) en donde participaron de un espectáculo organizado por la municipalidad local.

Para esa presentación invitaron a las parejas de baile local integradas por Clara Poggi y Kike Tejeda y Dolores y Luis Guerrero. Para el cierre del número artístico convocaron también a milongueros de Traslasierra que bailaron La Cumparsita ante un entusiasta público.
Ana y Guille, tienen la apariencia de dos seres vulnerables, sin embargo el testimonio de sus vidas da cuenta de una valentía que supera los escollos que puedan tender la teoría, la tecnología y azarosa cotidianidad.

Kike Tejeda, Clara Poggi, Ana Carolina Amarillo, Guillermo Anastasi y Dolores y Luis Guerrero
en la plaza de Mitre de Villa Dolores

Cuando se conocieron se montaron a un corcel alado que luego se materializó en su “motorhome” y a pura pasión y corazón recorren el mundo esparciendo la semilla del tango y ganando amistades.

Si pasan por tu ciudad no dudes en ir a conocerlos.

Pronto ponen rumbo a la ciudad de Buenos Aires, para continuar indagando y testimoniando los distintos modos de difusión de esta danza Patrimonio Intangible de la Humanidad.

Tangohome: un viaje sólo de ida